La basílica parece obra de un arquitecto griego y desde su construcción ha sido el orgullo de los venecianos. El Dux Domenico Selvo pidió a los mercaderes que trajeran de Oriente mármol y piedras preciosas para decorarla. Con estos materiales se realizaron los mosaicos que adornan las cúpulas y las bóvedas. Con estos materiales se realizaron los mosaicos que adornan cúpulas y bóvedas.
Las cinco cúpulas bizantinas del siglo XII están rematadas por una linterna y una cruz. La fachada principal se ve recortada por una terraza donde reposan los cuatro caballos de bronce; las copias, pues los originales se alojan en la exposición permanente de la Biblioteca Marciana o Museo Marciano. Las dos plantas presentan la misma estructura de cinco arcadas que se abren en pórticos en el piso inferior.
La fachada izquierda se abre sobre la Piazetta del Leoncini, el acceso a la iglesia se da a través de la Puerta de Fiori, nótese el hermoso bajorrelieve de la natividad. La fachada Sur o derecha es la medianera con el Palacio del Dux; pero dos arcadas sobresalen de la pared contigua abriéndose con grifos de estilo romano la primera y la segunda dando paso al baptisterio. Una vez pasado el baptisterio se pueden admirar los pilares de Acre, posiblemente traídos a Venecia desde San Juan de Acre tras la victoria sobre los genoveses en 1258.
Una vez superada la Loggia, se accede al Atrio, con sus mosaicos de escenas del Antiguo Testamento que sirven de antesala a los mosaicos del interior que corresponden a las escenas del Nuevo Testamento. Superado el Atrio se accede al Interior de la basílica; también se puede visitar el Tesoro con la famosa Pala d´Oro, el Baptisterio y las Capillas.
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